viernes, 28 de mayo de 2021

Una Montaña En Alta Mar

 

Decidimos responder al llamado del Movimiento Zapatista quien desde Chiapas, México en el mes de diciembre de 2020 hizo saber sus preocupaciones por los terribles males que aquejan nuestro mundo y decidió ir a los cinco continentes para escuchar, aprender de los movientos de abajo y a la izquierda.  

Cuando nos llegó la información desde el FORO SOCIAL DE SEGOVIA, lanzamos una convocatoria abierta a todos los colectivos de Segovia y ahora estamos coordinando la visita zapatista a Segovia con lxs compañerxs de ATENEO LIBERTARIO DE SEGOVIA.

Hemos hecho una invitación a por lo menos 10 delegadxs zapatistas para que visiten Segovia en el mes de Agosto y puedan compartir sus luchas y sus sueños con los diversos colectivos que defienden, a su modo, la vida digna para todxs.

Las preocupaciones de lxs zapatistas son las nuestras y sus reflexiones pueden leerse de una manera profunda en sus seis comunicados que han sido publicados en orden inverso. Empezando por UNA MONTAÑA EN ALTAR MAR y terminando con UNA DECLARACIÓN POR LA VIDA.

En esta última hace la relfexión sobre las cosas que nos distancias y las cosas que nos acercan

«Nos diferencian y distancian tierras, cielos, montañas, valles, estepas, selvas, desiertos, océanos, lagos, ríos, arroyos, lagunas, razas, culturas, idiomas, historias, edades, geografías, identidades sexuales y no, raíces, fronteras, formas de organización, clases sociales, poder adquisitivo, prestigio social, fama, popularidad, seguidores, likes, monedas, grado de escolaridad, formas de ser, quehaceres, virtudes, defectos, pros, contras, peros, sin embargos, rivalidades, enemistades, concepciones, argumentaciones, contra argumentaciones, debates, diferendos, denuncias, acusaciones, desprecios, fobias, filias, elogios, repudios, abucheos, aplausos, divinidades, demonios, dogmas, herejías, gustos, disgustos, modos, y un largo etcétera que nos hace distintos y, no pocas veces, contrarios.»

«Sólo nos unen muy pocas cosas:

  El que hacemos nuestros los dolores de la tierra: la violencia contra las mujeres; la persecución y desprecio a los diferentes en su identidad afectiva, emocional, sexual; el aniquilamiento de la niñez; el genocidio contra los originarios; el racismo; el militarismo; la explotación; el despojo; la destrucción de la naturaleza.

  El entendimiento de que es un sistema el responsable de estos dolores.  El verdugo es un sistema explotador, patriarcal, piramidal, racista, ladrón y criminal: el capitalismo.

  El conocimiento de que no es posible reformar este sistema, educarlo, atenuarlo, limarlo, domesticarlo, humanizarlo.

  El compromiso de luchar, en todas partes y a todas horas –cada quien en su terreno-, contra este sistema hasta destruirlo por completo.  La supervivencia de la humanidad depende de la destrucción del capitalismo.  No nos rendimos, no estamos a la venta y no claudicamos.

  La certeza de que la lucha por la humanidad es mundial.  Así como la destrucción en curso no reconoce fronteras, nacionalidades, banderas, lenguas, culturas, razas; así la lucha por la humanidad es en todas partes, todo el tiempo.

  La convicción de que son muchos los mundos que viven y luchan en el mundo.  Y que toda pretensión de homogeneidad y hegemonía atenta contra la esencia del ser humano: la libertad.  La igualdad de la humanidad está en el respeto a la diferencia.  En su diversidad está su semejanza.

  La comprensión de que no es la pretensión de imponer nuestra mirada, nuestros pasos, compañías, caminos y destinos, lo que nos permitirá avanzar, sino la escucha y mirada de lo otro que, distinto y diferente, tiene la misma vocación de libertad y justicia.»


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